Cusco, 24 de mayo del 2021.
Por Erik Hendrick Carpio
Existen diversos aspectos sobre la medicina ayahuasca que pueden ser explorados o investigados y hacer comentarios al respecto; sin embargo, no es mi intención abordar aspectos bioquímicos o botánicos de la ayahuasca, tampoco aspectos legales. Mi intención es llamar la atención de los lectores con respecto a la profunda importancia histórica y psicoterapéutica de este misterioso brebaje de la selva amazónica y dar a conocer algunas hipótesis sobre su uso en el campo psicoterapéutico.
Los antiguos pobladores de Perú poseían muchos conocimientos que aún hoy en día constituyen un misterio sin resolver, por ejemplo, conocimientos médicos que incluyen intervenciones quirúrgicas, como en el caso de las trepanaciones craneales, o el empleo de distintas plantas medicinales para tratar diversas afecciones. Obviamente, para ellos, el enfoque de la práctica médica era muy diferente al enfoque materialista y positivista contemporáneo, la medicina estaba entrelazada con la espiritualidad y el misticismo, y se buscaba no solo curar el cuerpo, sino esencialmente sanar el alma, se buscaba una cura integral, de cuerpo mente y espíritu.
En el apogeo de la cultura andina, es decir durante el tiempo de los incas, el territorio que los incas administraban era considerablemente extenso, incluyendo territorios de seis países actuales de Sudamérica (Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile). Además, sus territorios abarcaban la costa, la cordillera andina y parte de la selva amazónica. Y los conocimientos de los incas provenían de las distintas regiones que ellos administraban, rescatando e integrando a su propia cosmovisión, incluso, conocimientos que se remontaban miles de años atrás.
Cuando la civilización andina sufrió la invasión de los europeos, hace 500 años aproximadamente, el mundo andino entró en una profunda crisis, social y espiritual, lo cual finalmente significó la caída de la civilización andina y el surgimiento de una era oscura de barbarie, acompañada de una epidemia que arrasó con la mayor parte de la población, además, muchos aspectos de la cultura incaica fueron destruyéndose de manera sistemática durante siglos. Aún así, el legado de esta noble civilización no pudo ser borrado completamente, y tampoco la sabiduría y el conocimiento ancestral pudo ser exterminado en su totalidad. En el mundo andino se preservó la esencia de la filosofía ancestral y el vínculo y armonía con las fuerzas de la naturaleza.
Por otro lado, los pueblos originales del Amazonas poseen un sistema medicinal milenario que ha resistido el paso de los siglos, a pesar de no contar con registros escritos. Hoy en día, las plantas medicinales de la selva no solo son usadas por los pobladores de los pueblos de la selva, sino también por muchas personas que viven en las ciudades en Perú y en países lejanos, de otros continentes. En todo el Perú sigue vivo el conocimiento de plantas medicinales, son muchísimos los curanderos mestizos que emplean diversas plantas medicinales, aunque en muchos casos el uso de plantas está entrelazado con creencias esotéricas y espiritistas. Se debe mencionar que el uso de plantas medicinales se haya arraigado en las costumbres de los pobladores de todas las regiones del Perú, con especial énfasis en la selva amazónica, en donde aún hoy en día hay pueblos que durante siglos han tenido muy poco contacto con la civilización contemporánea, y estos pueblos han preservado costumbres y un profundo respeto por la naturaleza y el cosmos.
En la selva amazónica se mantuvo protegido y resguardado por siglos el conocimiento de la ayahuasca, una poderosa bebida capaz de dar acceso a realidades alternas de la mente. La ayahuasca es una llave que abre las puertas a otras dimensiones, facilita una percepción de la realidad diferente a la percepción ordinaria de la realidad, es decir, permite experimentar estados amplificados de conciencia y explorar el mundo espiritual, las profundidades de la psique, la dimensión transpersonal.
Cuando la ayahuasca es usada con compromiso y responsabilidad, respetando la sabiduría ancestral, esta se convierte en una poderosa herramienta de introspección y autoconocimiento, además en un extraordinario medio de sanación y reconstitución física, mental y emocional. La ayahuasca, dentro de un contexto psicoterapéutico transpersonal, se convierte en un poderoso catalizador del proceso de transformación o trasmutación de la personalidad, despertando el poder del espíritu oculto en la materia y dando acceso a contenidos profundos de la psique y del inconsciente colectivo. Sin embargo, el uso de la medicina ayahuasca requiere ciertas habilidades y facultades por parte de aquel que dirige el proceso, la sesión o la ceremonia. El uso de la ayahuasca en un contexto ritual o terapéutico se fundamenta en una ciencia milenaria, un sistema de medicina ancestral que exige del médico curandero el conocimiento de muchas plantas medicinales y un intenso entrenamiento del cuerpo, la mente y el espíritu. El arte de dar medicina ayahuasca puede ser considerado como un arte místico que requiere una comprometida labor de servicio y el desarrollo de diversas virtudes.
Hoy en día, un psicoterapeuta verdaderamente comprometido con la sanación emocional, mental y espiritual de las personas que acuden a él, fácilmente podría representar la imagen viva de un antiguo mago, de un artista hermético, o de un médico de almas. El psicoterapeuta puede ser un médico, un artista y un filósofo al mismo tiempo. Es importante reconocer que la formación de un verdadero psicoterapeuta no se limita a las aulas de estudio en las universidades. La carrera de psicología no está diseñada para formar psicoterapeutas. Es necesario que el futuro psicoterapeuta posea ciertas facultades o cierto talento innato, además mucho conocimiento de las profundidades del alma humana y cierta comprensión de la naturaleza del ser, también se requiere de ciertas experiencias vivenciales, muchas crisis superadas, templanza, coraje y pureza de corazón. Pero, es obvio que no todos los psicoterapeutas poseen estas cualidades, así como no todos los artistas componen obras maestras.
Se dice que el chamán es un mediador entre el mundo de los sentidos físicos y el mundo de la percepción espiritual, el mundo material y el mundo de los espíritus, y se dice que el chamán emprende viajes a realidades alternas, a otras dimensiones y a otros mundos, para luego volver con las herramientas espirituales necesarias para sanar y ayudar a su comunidad. El chamanismo es una práctica que el ser humano ha ejercido desde hace más de 30,000 años, ha existido en todos los continentes y culturas del planeta, y aún hoy en día continúa existiendo. Roger Walsh en su libro The World of Shamanism: New Views of an Ancient Tradition (El mundo del chamanismo: Nuevas perspectivas de una tradición ancestral) realiza un impecable estudio sobre el chamanismo y lo que este podría aportar en el campo de la psicología. Walsh nos invita a reflexionar sobre la importancia de la existencia de los chamanes y sobre todo lo que podríamos aprender de ellos, por ejemplo, su capacidad de poder vivir el mito como una experiencia personal, su constante entrenamiento del cuerpo, la mente y el espíritu, sus conocimientos de la naturaleza y de diversas técnicas para poder acceder a distintos estados de conciencia, la comprensión que poseen después de sus viajes a otras realidades de la mente, su capacidad de visión más allá de los hechos evidentes y los viajes cósmicos que realizan. El chamán a la vez es un médico que busca restablecer la salud de sus pacientes a través del conocimiento del orden cósmico o gracias a su contacto y comunicación con las jerarquías espirituales. Es evidente que la mayoría de pobladores que viven en las grandes ciudades de la actualidad y que son parte de la civilización contemporánea, tienen grandes dudas sobre las capacidades, los conocimientos e incluso sobre la existencia de estos personajes. Eso es obvio, porque el ser humano en la actualidad vive sumergido en un mundo bombardeado de impresiones superficiales y fundamentado en concepciones materialistas o nihilistas de la existencia. Pero, seres humanos que buscan trascender los límites de la realidad ordinaria siempre han existido en todos los rincones del mundo y en todos los tiempos, porque el instinto de evolución, el instinto de transformación, es una cualidad profundamente inherente del ser humano.
En la actualidad, en el mundo contemporáneo, el arte de dar medicina ayahuasca requiere de las cualidades del chamán, es decir, el poder ser intermediario de dos dimensiones, de dos mundos, el mundo material y el mundo espiritual, el mundo de los sentidos físicos y el mundo de la realidad psíquica; el guía de una sesión de ayahuasca debe poseer el suficiente conocimiento y la suficiente destreza para poder emprender un viaje a realidades alternas sin perderse a sí mismo, y además poder mantener el equilibrio energético de la sesión, no permitir que aquellos a quienes está guiando tampoco se pierdan a sí mismos y puedan retornar de sus viajes en mejor estado de salud. Pero el arte de dar medicina no concluye con el desempeño en la ceremonia, el guía de la ceremonia debe ayudar a la persona que ha retornado de su travesía por el mundo de los espíritus a poder integrar su experiencia a su vida cotidiana y convertir así su experiencia en una herramienta para su propia sanación y crecimiento. He aquí la necesidad de una acertada interpretación del proceso con medicina ayahuasca. Este trabajo de interpretación o traducción de los contenidos de las experiencias o integración de las experiencias es esencialmente un trabajo psicoterapéutico que requiere de la experiencia y el conocimiento de aquel que guía el proceso. Aquel que guía un proceso brinda herramientas y técnicas que permiten a aquel que vivió una experiencia con ayahuasca poder lograr una interpretación de su propia experiencia, poder comprender el significado de los símbolos e imágenes y la propia dinámica de su experiencia.
Es importante que una persona que vive una experiencia con medicina ayahuasca pueda dar sentido a su propia experiencia, pueda elaborar una propia narrativa de su propia experiencia y pueda descubir los posibles significados de los contenidos simbólicos que surgen durante el proceso visionario. Es también importante meditar y reflexionar sobre los insights que se producen durante una experiencia, hay que digerirlos, asimilarlos, procesarlos y sublimarlos y para ello resulta de mucha ayuda la experiencia, el conocimiento y la asistencia del psicoterapéuta. Es muy importante que después de una experiencia con ayahuasca se prosiga durante largo tiempo el proceso de interpretación e integración de la experiencia, y ello requiere de un compromiso de aquel que vive la experiencia, que la persona que atraviesa un proceso con ayahuasca sea capaz de asumir o comprometerse a seguir una disciplina psicoespiritual que permita realizar un profundo y continuo trabajo sobre la propia personalidad, desde dentro de uno mismo. En este sentido, podría resultar conveniente seguir una determinada disciplina espiritual, como por ejemplo, la meditación trascendental o la meditación vipassana, el chi kung y la filosofía taoista, el cuarto camino, o practicas más modernas como la psicosíntesis de Assagioli o la práctica integral de vida de Ken Wilber.
El impacto que genera una experiencia con medicina ayahuasca, defenitivamente no es el mismo o similar para todas las personas. Hay algunas personas que son más sensibles a los efectos post-ayahuasca y es posible que estas personas sensitivas experimenten ciertos fenómenos paranormales, fenómenos que son difíciles de explicar desde el positivismo científico o desde una postura esencialmente materialista, como por ejemplo la telepatía, la precognición, u otro tipo de eventos acausales o sincronísticos. La experiencia de estos fenómenos puede resultar un asunto muy delicado, dependiendo de la fragilidad psíquica de cada individuo, puesto que una psiquis demasiado frágil podría resquebrajarse y la persona sufrir un proceso de disociación o psicosis. Este es uno de los motivos por el cual no todas las personas están aptas para vivir una experiencia con medicina ayahuasca. Obviamente, es muy importante el tipo de asesoría que facilita el psicoterapeuta en el proceso de integración de la experiencia. La interpretación, asimilación y canalización de una experiencia juega un rol muy importante para la salud de aquel que vive una experiencia psicodélica. A pesar que un sector duro de la ciencia siempre se ha resistido a admitir el estudio de estos fenómenos, desde los inicios de la psicología, importantes investigadores como Herbert Silberer, Carl Gustav Jung, Roberto Assagioli, Stanislav Grof, entre otros, han dedicado un gran esfuerzo por comprender los fenómenos paranormales y las experiencias místicas elaborando modelos de la psique humana en donde se concibe la conciencia no solo como un mero producto de nuestro cerebro, sino como un fenómeno cuya existencia se produce de un modo transmaterial trascendiendo los límites de tiempo y del espacio. De acuerdo al psiquiatra suizo C.G. Jung, la psique no puede reducirse al yo o a un epifenómeno del cerebro, la psique abarca una realidad mucho más vasta en donde todo se halla interconectado o compenetrado. Más allá de nuestro inconsciente personal existe otra realidad que es la realidad del inconsciente colectivo, el cual vendría a ser una realidad objetiva que engloba todos los eventos del universo, esta realidad se halla más allá del tiempo y del espacio y vendría a ser como una especie de memoria de la humanidad o alma del universo. Es una especie de conciencia superior a la que se conecta nuestra conciencia personal. En esta dimensión superior de la psique se hallan los arquetipos que son verdaderos centros de energía psíquica, cuando estas energías se activan, como sucede en un proceso con medicina ayahuasca, entonces surgen imágenes de gran intensidad y significado simbólico, las llamadas visiones. En una experiencia con medicina ayahuasca esta imágenes se entremezclan con emociones, percepciones e insights, el mundo de la realidad psíquica se entremezcla al mundo material, produciéndose eventos sincrónicos, es decir, las experiencias internas que se viven en el proceso con medicina ayahuasca se manifiestan en sucesos externos, y lo importante aquí no es exctamente el momento en que determinados hechos ocurren, sino el significado que tienen.
Entonces, un proceso de integración de una experiencia con medicina ayahuasca, es en realidad un proceso largo y complejo, al cual Jung llamó proceso de individuación, se trata de que un individuo logre entrar en armonía o sintonía con las leyes invisibles del universo y ello requiere de un proceso de transformación o transmutación de la personalidad que otorga al individuo la capacidad de dar forma a las circunstancias a través de una interacción directa entre la conciencia y el inconsciente colectivo. Así, un proceso de integración, tal como lo concebía Jung, tiene como finalidad la reintegración de la identidad espiritual del individuo. Desde esta perspectiva, es la pérdida de la conexión con la dimensión espiritual lo que produce en el ser humano la sensación de soledad, ansiedad, depresión y angustia existencial. Por lo tanto, cuando un individuo es capaz de reapropiarse de su mundo interior y dar sentido a sus visiones, a sus sueños y a sus experiencias del mundo interior, se produce un retorno hacia el centro perdido que es el ser, se produce una reconexión con el centro real de la personalidad, más allá de los límites del ego.
Estas ideas serán tratadas con mayor detenimiento en un futuro libro que se encuntra en elaboración, el cual abordará la relación entre las experiencias en sesiones con ayahuasca y el consecuente impacto psicológico y existencial. Antes de concluir quisiera compartir unas líneas escritas hace mucho tiempo por la mísitica Jean Leade:
'Así como existe esta piedra terrenal, también existe una piedra espiritual que es la raíz y el fundamento de todas aquellas creaciones traídas a la luz y a la existencia por los hijos del arte. Y así como lo externo es corpóreo y depende del trabajo manual, y requiere de una gran cantidad de tiempo antes de poder ser llevado a la perfección, del mismo modo, lo interno requiere ser elaborado grado por grado….'